domingo, 17 de enero de 2010

Tiempo de Paces. La PAx Hispánica y la Tregua de los Doce Años.

Fundación Carlos de Amberes

La exposición esta dividida en tres salas:

1. La revuelta de los Países Bajos (1559-1598)
2. La Pax Hispánica en el contexto europeo (1598-1617)
3. La Tregua de los Doce Años (1609-1621)

Esta dedicada a las distintas paces y treguas en tiempos de Felipe III, haciendo incidencia en el cambio en política exterior. Mientras la época de Felipe II está marcada por conflictos constantes contra los turcos, Francia y sublevaciones en los Países Bajos además del intento de invasión a Inglaterra, con Felipe III se percibe un cambio de orientación.

Ya al final de sus días, Felipe II es consciente de que su política con los Países Bajos no esta rindiendo lo suficiente y busca una alternativa para finalizar el conflicto. Para ello, nombra a su hija la infanta Isabel Clara Eugenia y a su marido el archiduque Alberto legítimos gobernantes de los Países Bajos con el objetivo de que sus súbditos pudieran ver en ambos sus legítimos gobernantes en lugar de un rey ausente afincado en Madrid. De esta manera, en 1598, los soberanos de esta parte de la monarquía hispánica serían el archiduque e Isabel Clara Eugenia y no Felipe III, pero en la práctica esto no es real, ya que los recursos proceden de España por lo que la dependencia de Madrid es muy acusada.

Desde 1588 hay más derrotas que victorias y un estado financiero de agotamiento con sucesivas bancarrotas. Felipe III es consciente de que Castilla no puede dar más de sí en escenarios de guerra continuos y va a encaminarse a una política de acuerdos: Paz de Verbins con Francia y el tratado de Londres en 1604 con Jacobo I de Inglaterra.

La Tregua de los doce años con Holanda es un cese a las hostilidades que se produce por dos motivos:
- Los holandeses se encuentran sin apoyos exteriores al haber firmado España el tratado de Londres y la paz de Verbins con Francia.
- Las provincias protestantes sufrían divisiones internas entre los que eran más proclives al entendimiento con España y los más radicales.

La Europa de principios del siglo XVII es distinta a la anterior, se abre camino a la tolerancia religiosa y a una mejora en la convivencia entre las distintas reigiones.

En política interior, el reinado de Felipe III asiste a un nuevo modelo de gobierno: El Valido (Duque de Lerma en el caso de Felipe III). Este fenómeno no es exclusivo de España sino que se da en todo el ámbito europeo en las prácticas de gobierno, como es el caso de Richelieu en Francia. Este fenómeno ha tenido muy mala prensa ya que se ha identificado con una práctica que alejaba al rey de sus obligaciones de gobierno, el cual pasaba a ser un títere manejado por el valido y una fuente de corrupción. Para el rey, este sistema también era ventajoso, ya que se beneficiaba de las redes clientelares y así podía organizar mejor el reino. Suponía ventajas de gestión para controlar un sistema político más complejo y además esconderse de las críticas, ya que estas siempre recaían en el valido.
El nombramiento del valido dependía de la voluntad del rey, ellos actuaban en nombre del rey.
Si es cierto que el duque de Lerma abusará de esta condición para su propio enriquecimiento y el de sus allegados que finalizará en su nombramiento de cardenal para escapar del ajusticiamiento. Peor suerte corrió Rodrigo Calderón que fue ajusticiado en la Plaza Mayor de Madrid.


El 9 de abril de 1609 se firmó en Amberes la Tregua de los Doce Años (1609-1621) entre la monarquía de Felipe III, los archiduques y la República Holandesa que supuso un significativo paréntesis en la Guerra de Flandes (1567-1648). Este periodo se sitúa en el contexto de una política de paces que marca los años 1598-1618 hasta el inicio de la Guerra de los Treinta Años en Bohemia y la posterior reanudación de las hostilidades en los Países Bajos y Alemania a partir de 1621.

Tras la abdicación imperial de Carlos V en 1555 y una vez acordado con Francia el tratado de Cateau-Cambresis (1559), que abría un largo periodo de paz entre las dos grandes dinastías de Europa, los Habsburgo y los Valois, las Diecisiete Provincias quedaban incorporadas a la nueva y pujante monarquía católica de Felipe II. Al frente del gobierno de Bruselas quedaba Margarita de Parma asistida por el cardenal Granvela. Los cambios introducidos mediante diversas reformas institucionales y fiscales chocan contra las tradiciones y privilegios de un territorio muy fragmentado. La instauración de la inquisición y la reorganización de los obispados provoca un movimiento de resistencia que se suma a la propagación de la Reforma en los Países Bajos y otros territorios vecinos. La nobleza flamenca elevará una queja formal a la gobernadora que activará una larga confrontación entre el poder real y buena parte de las élites urbanas y que se conoce como “Revuelta de los Países Bajos”. A los desencuentros políticos se suman las algaradas populares de forma que entre agosto y septiembre de 1566, el movimiento iconoclasta arrasa las imágenes devocionales católicas en muchas ciudades de las diecisiete provincias.

En pena crisis por la muerte de la reina Isabel de Valois y la enfermedad y muerte de príncipe Carlos, agarvada por la revuelta morisca de las Alpujarras (1568-1570) y la expansión otomana en el Mediterráneo, Felipe II envía a Flandes al Duque de Alba al mando de unpoderoso contingente militar para sofocar la revuelta, reprimir el avance del protestantismo y restablecer el orden de los Países Bajos. El arresto de los consejeros católicos, condes de Egmont y Horn (acusados de conspirar contra la corona al lado del príncipe de Orange, quién logro huir a Alemania), fue una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo hombre fuerte de Felipe II en los Países Bajos, que así mismo procedió a establecer el llamad Tribunal de los Tumultos, dirigido simultáneamente contra l herejía y la oposición política. La muerte de los condes de Egmont y de Horn, decidida por el Tribunal de los Tumultos (1568), provocó el regreso del Príncipe de Orange dispuesto a enfrentarse a las tropas españolas.

Estos conflictos, que adquieren una dimensión internacional, no solo se libaran en los campos de batalla, so ante todo desafíos en los que esta en juego la opinión y el prestigio. Por ellos, las guerras de religión, los intereses económicos, la reputación militar y la legitimidad de cada parte se debate en panfletos, imágenes, letrillas y canciones, tratados de historia, textos legales…Ninguno de estos conflictos será tan prolífico en semejantes instrumentos de propaganda y contrapropaganda, de mediática repercusión y de implicaciones internacionales, como la Revuelta de los Países Bajos, su represión política, militar y religiosa, o la construcción de la nueva identidad republicana holandesa. Es el proceso mas determinante para la construcción de la “leyenda negra”.

Los intentos de resolver el conflicto con el decreto de sucesivos perdones generales se van frustrando durante los mandatos de Alba, Requesens y Don Juan de Austria. Los rebeldes de organizan militarmente en torno a los Orange- Nassau con el apoyo de otros príncipes extranjeros y merced a las acciones fluviales y navales de los “mendigos del mar”. La falta de recursos financieros y el fracaso de medidas como la imposición del décimo para costar el gigantesco despliegue militar de la Monarquía provoca el estallido de motines, el malestar de las ciudades mercantiles, el exilio y el descontrol de las tropas que asolan Amberes con furia en 1576.

Don Juan de Austria y Alejandro Farnesio emprenden en 1578 la reconquista y pacificación del territorio combinando el uso de la fuerza militar y una política de reconciliación con las ciudades y las elites nobiliarias que culmina con la recuperación de Amberes en 1585 y de gran parte de las provincias. Se articulan dos bandos confesionales en los que se van alineando unas provincias leales y católicas al sur (Unión de Arras) y unas provincias rebeldes bajo liderazgo protestante al norte (Unión de Utrech). Los rebeldes se ven obligados a legitimar su resistencia. En 1581 renuncian a la soberanía de un monarca ausente y tiránico y se empieza a construir una articulación confederal que opta por u régimen republicano.

El conflicto adquiere progresivamente una mayor dimensión internacional. El exitoso proceso de pacificación del territorio liderado por Farnesio se verá frenado por la organización de la Gran Armada contra Inglaterra en 1588 y la posterior intervención española en las guerras de religión en Francia en apoyo de la Liga Católica. Con esta contienda en dos frentes se agravan los problemas financieros del ejército de Flandes y se abandonan las provincias que se habían logrado recuperar más allá del Escalda. Se consolida así la división entre el norte y el sur de los Países Bajos.

Para hacer frente a las implicaciones internacionales del conflicto civil y religioso de los Países Bajos, se desarrolla una estrategia de pacificación ejecutada por Felipe III. Se trata de aislar a la joven República holandesa estableciendo acuerdos d paz duraderos con sus dos principales aliados, la Francia de Enrique IV y la nueva Gran Bretaña de Jacobo Estuardo.

La Paz de Vervins de 1598 pone fin a la gravosa intervención española en las guerras civiles y confesionales francesas. Se complementa con la cesión de soberanía a los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, concediendo las diecisiete provincias y el Franco Condado como dote matrimonial de la infanta.

Después de intermitentes periodos de negociación con Isabel I, el nuevo soberano Jacobo I favorece el entendimiento hispano-inglés que se plasma con la Paz de Londres (1604). Se ajusta a un acuerdo de cese de hostilidades y reapertura de las relaciones comerciales, pero incluye también el compromiso de acabar con toda asistencia militar a la República Holandesa y de negociar una solución justa entre estas provincias, los Archiduques y la Monarquía española. Se consolida la sensación de aislamiento que padecen los holandeses, que se verá acentuada por las campañas que dificultan sus comunicaciones a través de las grandes rutas fluviales.

La conservación de la estabilidad en Europa dependía en gran medida de un entendimiento básico entre las dos mayores potencias católicas, la monarquía española y Francia, que no estaba exento de una intensa rivalidad diplomática y de una estrategia de mutua desconfianza mas propia de una “guerra fría”. El asesinato de Enrique IV en 1610 frustró una tensión prebélica entre ellas y dio paso a un nuevo acuerdo dinástico capitulado en 1612 y materializado en 1615 con las entregas de sus respectivas princesas Isabel de Borbón y Ana de Austria en la frontera del río Bidasoa.

Los holandeses solicitarán finalmente la suspensión de hostilidades en 1606. Hace mella en ambas partes el desgaste financiero. A los representantes de la monarquía y los archiduques y a los delegados nombrados por la República se añaden los de Inglaterra, Francia y otros principados alemanes. Se debate sobre la mejor solución al conflicto político, sobre el comercio con los territorios de la monarquía en Europa y las Indias, sobre la libertad de culto y la tolerancia religiosa, y sobre la navegación en el Escalda para facilitar la recuperación económica de las provincias meridionales. Las negociaciones se realizan en Amberes y de un posible tratado de paz se va retrocediendo hasta un acuerdo de tregua larga que mantiene el estado de guerra y los motivos de discordia, pero deja entreabierta la puerta a una negociación definitiva. Este acuerdo de 1609 debe enmarcarse en una Europa que se ve transformada por una decidida voluntad de negociación que trata de poner freno a las dinámicas heredadas de guerras civiles, enfrentamientos dinásticos y beligerancia internacional.

Este reiterado y comprometido esfuerzo por pacificar los conflictos, alcanzar acuerdos estables con otros príncipes y repúblicas primando a menudo la política sonre la religión, y por reducir los esfuerzos bélicos para tratar de sanear las finanzas de la Monarquía y presentar una imagen más conciliadora y protectora, marcaran sin duda el reinado de Felipe III y el valimiento de su primado el Duque de Lerma.

Bibliografia

Alfredo Floristan, Historia moderna Universal. Ariel
Tiempo de Paces, LA Pax Hispánica y la Tregua de los Doce Años. Catálogo de la Exposición.

Rocio Moreno Landahl

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