domingo, 24 de enero de 2010

GRUPO CONTRARREFORMA


















La contrarreforma es la reacción católica frente al avance del protestantismo, desplegada fundamentalmente desde la Paz de Augsburgo (1555) y la de Westfalia (1648).


Al enfrentamiento sistemático con la Reforma precedió una afirmación doctrinal y un saneamiento de las costumbres de la iglesia que permitieron afianzar su control en los países católicos. Partiendo de este esfuerzo, que culminó en el Concilio de Trento, la Contrarreforma realizó un programa de gran alcance, encaminado a reconquistar por las armas los países protestantes y a reintegrar, utilizando diversos medios, a las masas desviadas del catolicismo. Simultáneamente una amplia labor misional en las zonas de los descubrimientos. España e Italia figuran a la cabeza de la renovación y serían sus impulsores. En el caso de España su participación fue destcada, tanto en su vertiente ideológica (contribución doctrinal al Concilio de Trento, neoscolasticismo, aparición de un nuevo misticismo), como en la práctica, con la revitalización de la Inquisición, creación de la Compañía de Jesús, reforma y creación de órdenes monacales. El Tribunal del Santo Oficio Español, de probada eficacia, sirvió de modelo para la reorganización de la Inquisición.
Con lo que respecta a Italia, los primeros intentos estuvieron relacionados con el Oratorio del Amor Divino (1517), círculo selecto y minoritario de clérigos y seglares empeñado en la renovación de la iglesia y cuyo sentido fue recogido por la Orden de los Teatinos en 1524, la que influyó sobre la de los Barbabitas en 1530.
En 1528 fue reformada una importante sección de los Franciscanos por Mateo de Bascio, surgiendo así la orden de los Capuchinos, que figuraría, junto con los jesuías a la vanguardia de la acción contrarreformista.
La marea renovadora alcanzó la cabeza de la cristiandad en el pontificado dePaulo III, quien elevó al cardenalato a los más insignes miembros del Oratorio del Amor divino, entre ellos Giampietro Carafa, futuro Paulo IV. Reorganizó la Inquisición, aprobó la Compañía de Jesús y, sobre todo, inició las deliberaciones del Concilio de Trento.

El Concilio repartió sus sesiones en tres etapas diferentes, con Paulo III, Julio III y Pío IV. Las dos primeras se carazterizan por el intento de fundamentar la reunificación cristiana, y la última, cuando éste objetivo era ya inviable, por la afirmación de la unidad dogmática del catolicismo.
El Concilio abordó asímismo la reforma legal de la iglesia, particularmente en lo que se refiere a la creación de un nuevo clero, desde los estratos inferiores a las supremas jerarquías (Reforma desde abajo o desde arriba).

Así, con las bases asentadas, la Contrarreforma desplegó su ofensiva contra el protestantismo, ofensiva en la que los argumentos religiosos fueron apoyados por el poder político. Fue apoyada y asumida por soberanos, principalmente por los Austrias en sus ramas española y alemana.

No cabe duda de que el monarca más representativo de la Contrarreforma fue Felipe II, que durante la segunda mitad del siglo XVI asumió la jefatura del bloque católico, volcando la potencia del Imperio Hispánico en la lucha contra los protestantes. Desarroló una intransigente persecución contra los calvinistas de los Países Bajos, los hugonotes franceses y la Inglaterra de Isabel I.

Uno de los acontecimientos más dramáticos de la Contrarreforma tiene lugar en la segunda mital del siglo XVI. Francia, dónde el calvinismo se ha expandido rápidamente, se enfrentó sangrientamente contra la oposición católica. Entre 1562 y 1598 se escalonaron hasta ocho guerras de religión, complicadas por la intervención extranjera.

La Contrarreforma alcanzó en Alemania y en los territorios de los Habsburgo, algunos de sus más señalados éxitos, recobrando comarcas perdidas y afirmándose en otras amenazadas.

En los Estados patrimoniales de la casa de Austria la ofensiva fue todavía más virulenta, especialmente en Estiria, cuyo archiduque, Fernando, erradicó expeditivamente el protestantismo, colocando a sus adeptos en la disyuntiva de abjurar de él o salir del país.

La Paz de Westfalia, que pondrían el punto final a la Guerra de los Treinta Años, estableció la idéntica legalidad de ambas confesiones, si bien reconoció, de hecho, el terreno ganado por la Iglesia Católica desde los comientos de la ofensiva contrarreformista.

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